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Cultiva los alimentos que consumes en casa

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Padre e hijo cocinando

Tiempo de lectura: 3 minutos

Seguramente te ha pasado que quieres preparar un plato especial el cual involucra tus vegetales favoritos, pero cuando revisas tu refrigerador te das cuenta que está vacío. ¿Qué mejor que simplemente dirigirte a tu patio a cosechar tus propios alimentos en vez de tener que salir a comprarlos?

Cada vez son más personas las que se unen a crear su propia huerta casera y esto es porque resulta ser más fácil de lo que te imaginas. Además de proveer excelentes beneficios para el medio ambiente, consumir alimentos orgánicos también tiene una gran repercusión en tu salud.

Te contamos aquí con qué alimentos puedes empezar a crear tu propia huerta casera:

Tomates

Es uno de los alimentos más fáciles de cultivar y suele ser habitual entre quienes deciden emprender su primera huerta casera. La diferencia entre el sabor de un tomate cultivado en casa y el del supermercado puede llegar a ser grande.

Los expertos aconsejan cultivar la planta en un lugar con luz abundante y regarla en pequeñas cantidades, un par de veces por semana. También es importante plantarla profundamente, ya que desarrolla raíces largas y abundantes. Las hojas más cercanas al suelo son propensas a las enfermedades, por lo que se deben ser eliminadas regularmente.

Zanahorias

Otra de las hortalizas más fáciles de cultivar, y con altas propiedades nutritivas, es la zanahoria.

En este caso, lo más importante es mantener la humedad de la tierra, aunque una vez comienzan a crecer pueden distanciarse más los riegos.

Pueden sembrarse a lo largo de todo el año y crecen sin dificultad.

Pimientos

El mejor clima para plantar esta hortaliza, nativa de América Central y del Sur, es el frío.

Para cultivarlos necesitas disponer de un terreno soleado, plantando las semillas a una distancia entre planta y planta de entre 40 y 50 centímetros y manteniendo un riego constante

Espinacas

Las espinacas son relativamente fáciles de plantar en casa. Se pueden cultivar en pequeños huertos, separadas por unos 30 centímetros de distancia entre sí, o esparciendo las semillas en maceteros.

Prefieren los suelos ricos y húmedos, aunque pueden crecer en cualquier tipo de suelo, siempre que este tenga suficiente materia orgánica. Necesita poco calor y sol.

Fuente: BBC Mundo